Albert Einstein fue uno de los físicos más importantes del siglo XX, siendo su trabajo de gran importancia para la ciencia y sus pensamientos trascienden a la historia. Pero más allá de toda facultad intelectual, Einstein era un hombre que como cualquier otro, estaba lleno de excentricidades y defectos. Como dijo John Stachel, “El no es un ídolo; él es humano, y eso es mucho más interesante”.

Einstein nació en Ulm, Alemania en 1879. Estudió en la escuela en Munich donde se enfrentó a un sistema educativo demasiado rígido donde el joven genio se sentía al margen. A pesar de esto, contrario a la creencia popular, Einstein nunca falló en sus clases de matemáticas. Con lo que sí tuvo dificultades fue con el habla. Debido a esto el economista Thomas Sowell inventó el término “Síndrome de Einstein” para referirse a aquellos que al igual que el científico son brillantes pero aprenden con lentitud a hablar.

Además de la ciencia, también la música era uno de sus intereses. Su madre siendo pianista insistió en que el aprendiera el violín desde niño, aunque no sería hasta sus trece años que con la música de Mozart descubriría una pasión por este arte que lo acompañó toda su vida.

Einstein tampoco fue un extraño del amor. Conoció a Mileva Maric, la única mujer en la clase de física en la escuela de Zurich, con quien tuvo un romance apasionado y con quien se casó en 1903. Su matrimonio no resistió el paso de los años, finalizando en 1919 cuando le prometió como parte de su arreglo el premio en metálico obtenido con el Nobel que ganaría en el futuro. Este mismo año se casó con su prima Elsa, con quien permaneció casado hasta la muerte de ella en 1936.

"Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo"

No es de sorprender que Albert Einstein obtuviera un premio Nobel en 1921, con sus grandes aportes a la física teórica, más este no fue debido a su reconocida teoría de la relatividad, sino por su estudio sobre el Efecto Fotoeléctrico debido a que en este momento la relatividad aún se consideraba cuestionable.

"Los intelectuales resuelven problemas, los genios los previenen"

Un aspecto que caracterizaba a Einstein era su estilo desaliñado, siendo su cabello despeinado parte de su encanto. Otro de sus hábitos relativos a la moda más excéntricos era su enemistad con los calcetines, los cuales se rehusaba usar porque decía que solo servían para que les salieran agujeros.

Su otro gran amor fue la navegación, aunque en este campo no fuese tan hábil. De hecho su bote se llamaba Tinef, que en yiddish significa “sin valor”, necesitando frecuentemente la ayuda de sus vecinos cuando se volcaba. Nunca aprendió a nadar, pero continuó su hobby siempre con el mismo entusiasmo.

"Una locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados diferentes. Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo"

Albert Einstein fue un genio incomparable, que con su curiosidad y sed de conocimiento redefinió nuestra comprensión del universo. Su influencia en la ciencia fue considerable, pero además de esto,  fue un hombre como el resto de los mortales. Vivió una vida interesante, con buenos y malos momentos, llena de sueños y sin un solo calcetín a la vista.

"Existen dos formas de ver la vida: una es creyendo que no existen los milagros, la otra es creyendo que todo es un milagro"

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